Ingenuamente pensé que los dueños de los principales medios de comunicación audiovisuales y diarios de la capital peruana, iban a practicar un periodismo imparcial durante los quehaceres previos a la segunda vuelta electoral que tendrá lugar el próximo domingo 5 de junio para elegir al nuevo Presidente de la República que conducirá las riendas del Perú hasta el año 2016, sin embargo me equivoqué, pues con estupor e indignación he comprobado que la gran prensa se ha convertido según cómo lo están ejerciendo en el más vil de los oficios.
Por si acaso yo no estoy inscrito en ningún partido político, ni tan poco me interesa estarlo, por eso con la independecia que me caracteriza tengo que señalar que casi todos los canales de televisión se han ensañado salvajemente contra un solo candidato presidencial el comandante EP en situación de retiro Ollanta Humala Tasso, a quien inclusive periodistas asalariados de esos medios le faltan el respeto y lo que es peor no lo entrevistan, sino lo interrogan a viva voz como si el candidato estaría en un recinto policial.
Lo que están realizando los grandes medios no es periodismo honesto y decente, menos imparcial desde todo punto de vista, pues lo que están haciendo es un periodismo grosero, mentiroso, parcializado y falso que solamente responde a grandes intereses económicos de grupos de poder que no quieren o se resisten a perder sus privilegios obtenidos por medios ilícitos e inmorales y francamente ilegales, durante los últimos regímenes de turno que gobernaron nuestro país a espaldas del postergado y sufrido pueblo peruano.
De otro lado, nuestro país no se merece un regreso al pasado más oprobioso que nos tocó vivir, primero con el nefasto primer mandato del presidente Alan García Pérez y después con la dictadura del encarcelado ex mandatario de origen japonés Alberto Kenya Inomoto Fujimori Fujimori, pues digan lo que digan, la candidata Keiko Fujimori, primero tiene que revelar a los peruanos dónde están los 12 mil millones de dólares, producto de la venta de las empresas públicas y de los 9 mil millones de dólares del Tesoro Público que se llevó su papá al extranjero tal como lo sostiene Carlos Ferrero Costa.
Tito Huaranga Guija